"La muerte es lo único que no tiene solución. Caminar, sentada o de pie, en el fondo no importa, lo verdaderamente importante es si quieres hacerlo o no. Si la respuesta es positiva, siempre encuentras la fórmula para hacerlo. Querer es poder, ahí está la clave de todo". Con ese espíritu Teresa Perales Fernández (Zaragoza, 29 de diciembre de 1975), ha conseguido nada menos que 16 medallas en las ediciones anteriores de los Juegos Olímpicos.
Y quiere más. Teresa, además de ser la abanderada de nuestra delegación en Londres, viaja a la capital británica con la intención de batir los 16 metales de Purificación Santamarta y convertirse en la española más laureada de la historia de nuestro paralimpismo. Nadará en ocho purebas y el objetivo es volverse con seis metales al cuello.
Postrada en una silla de ruedas desde que a los 19 años le diagnosticaran una neuropatía que le produjo una paraplejia, tras pasar unos malos meses, decidió empezar de cero, levantar la cabeza y adaptarse a la nueva situación.
Esta es Teresa Perales, la mujer escogida por nuestro Comité Paralímpico para portar la bandera de España en el estadio de Stratford en la ceremonia de inauguración de Londres 2012.
A golpes con la vida
A los 15 años Teresa empezó a darse cuenta de que la vida no era tan bonita como la pintaban. Su padre moría. Cuatro años más tarde era ella misma la que sufría en sus propias carnes un revés: una neuropatía le impediría volver a caminar nunca más.
Y escogió la vía del deporte. Antes de padecer esta minusvalía, Teresa practicaba kárate. Como eso ya no le iba a ser posible, decidió aprender a nadar adaptándose a sus circunstancias. ¡Y vaya si lo hizo! En 1998 su nombre empezaba a sonar por todo el mundo gracias al bronce obtenido en el Mundial de Nueva Zelanda.
Aún hay más. Su lucha y las ganas de superarse le llevaron a afrontar uno de los mayores retos de su vida en un día tan especial como el de su boda. Durante meses se preparó y, el ocho de enero de 2005, durante unos minutos hizo desaparecer su silla de ruedas cambiándola por unas muletas.
Su marido, el periodista Mariano Menor, no sabía nada de nada. Imagínense la cara que se le quedó al ver como la que iba a ser su mujer obraba ese pequeño milagro.
Polifacética como ninguna
Esa manera de ser, esa forma de afrontar la vida y las dificultades que se le han ido poniendo por delante, son las que han llevado al Comité Paralímpico Español -con la Infanta doña Elena a la cabeza- a escogerla para que lleve la bandera, como ella mismo declaró hace unos días "bien alto y con todo el cariño".
Pero Perales no se dedica en exclusiva a esto del deporte, aunque le ocupa buena parte de su tiempo ya que ser deportista de élite exige un entrenamiento muy duro. También es madre, una tarea que realiza con la mejor de sus sonrisas.
Si tras los Juegos de Atenas 2004 tocaba boda, al llegar de Pekín 2008 empezó a pensar en la maternidad. Y ese pequeño, que hoy tiene dos años, desfilará junto a ella en la ceremonia de apertura de estos Juegos.
Además de todo esto, se enroló en las filas del Partido Aragonesista y, como diputada de las Cortes de Aragón, consiguió que se suprimieran algunos escalones incómodos para las personas que se manejan en silla de ruedas. Intentó incluso ser diputada de las Cortes de España con el mismo objetivo, pero no salió elegida.
También ha coqueteado con el mundo editorial. En concreto con la publicación de un libro autobiográfico que escribió con ayuda de su marido: 'Mi vida sobre ruedas'. Esta experiencia le sirvió para contar al mundo cómo superó el trago amargo de, de repente, no poder volver a andar y para enterrar fantasmas del pasado.
Licenciada en Fisioterapia, durante dos años dio clases en la Universidad de Zaragoza, impartiendo la asignatura de libre elección Fisioterapia en el deporte paralímpico. Una chica, completita, ¿o no?
Sus raíces y su estilo 'fashion'
Ella es de Zaragoza -y como buena aragonesa, muy cabezona, algo que le ha valido para llegar donde ha querido-, pero toda su familia es de Extremadura, concretamente de la localidad cacereña de Acebo. Allí dio sus primeras brazadas de pequeña, en el río, como todos los niños que se han criado en el ámbito rural. Y de esta mezcla nace el apodo cariñoso con el que se le conoce: la 'extre-maña'.
Sí, guarda muy buena relación con toda su familia de sangre, pero también tiene una muy especial con su suegra, Rosa. Ella es la que le acompaña de compras por Zaragoza... ¡y a París! Porque Teresa es muy coqueta y quiere ir siempre ataviada con las últimas tendencias.
Esta es la historia de una mujer que nos hará saltar del sofá más de una vez durante estos Juegos Paralímpicos.
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